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Poeta de las matemáticas: Mónica Clapp, entrevista en Reforma

"Las matemáticas son algo profundamente humano, profundamente nuestro. Se parecen mucho a la poesía. Es el lenguaje con el que nos comunicamos con la naturaleza".


Poeta de las matemáticas

Lourdes Zambrano / 23 de diciembre de 2018 / Reforma / Foto: Héctor García

 

Mónica Clapp fue una alumna fuera de serie en un país con bajo aprovechamiento escolar, y en donde las matemáticas son las villanas del salón de clase. "Hacer matemáticas es ser yo", sentencia la investigadora de 67 años, que lleva casi 50 imbuida en ellas.

En la primaria, a ella tampoco le gustaban, reconoce. Pero en secundaria encontró que le era más sencillo resolver problemas y ecuaciones que "machetearse" datos históricos.

La catedrática de la UNAM, desde 1979, aclara una idea falsa: "Las matemáticas, de lo que se tratan, no son de números, en el fondo: lo tratan es de resolver problemas”. Cuando se refiere a ellas, habla en términos románticos. Son "bellas", asegura. "Son un entrenamiento para pensar".

Y plantea un ejemplo: "Muchas veces los políticos nos plantean un problema que no existe. El señor (Donald) Trump dice: 'En esa caravana de migrantes hondureños viene un montón de árabes terroristas. No tengo pruebas, pero estoy seguro que es así'. Eso un matemático no lo va a decir jamás si no tiene la prueba que algo es cierto".

Clapp, quien recibió el Premio Nacional de Ciencias 2018 en el campo de las Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, nació en la Ciudad de México en 1951, aunque pasó su infancia en Taxco. Su madre no tuvo acceso a la universidad, pero hubiera querido estudiar astronomía, cuenta. Su padre, estadounidense, era artista.

"Mis papás trabajaban hombro con hombro. No es que mamá estuviera en la cocina. Se esperaba que todos estudiáramos la universidad", refiere. Clapp entró a la UNAM sin problemas. Nadie quería estudiar la materia que ella eligió.

Su paso por la Facultad de Ciencias fue disfrutable y enriquecedora. Al terminar, se fue a estudiar un posgrado a Heidelberg, en Alemania, en donde se llevó una sorpresa: era la única mujer estudiando un doctorado.

Ahora, 40 años después, en el área abunda su género, incluso en Latinoamérica, señala.

Su paso por Alemania le permitió colaborar con su asesor de tesis, Dieter Puppe, con quien unió esfuerzo y trabajó en las "Invariantes de Clapp-Puppe", que proporcionan información sobre estructuras topológicas de conjuntos de puntos críticos.

En sus primeros años, la investigadora se abocó a la topología algebraica; la investigación de las propiedades de los objetos geométricos, detalla. Después se concentró en la teoría de los puntos críticos, en donde se trabaja con ecuaciones de los modelos de la física, en donde interviene un proceso de minimización.

"Si quieres caminar de un lugar a otro, tratas de buscar el camino más cortito. Uno siempre trata de optimizar para encontrar el mejor camino. Eso la naturaleza lo hace. Se comporta de esa manera", explica.

Su carrera dentro de la academia le ha permitido ver cómo ha crecido el interés por las

matemáticas más allá de la academia.

"Las matemáticas están abandonando la academia. En muchos países, contratan matemáticos para trabajar en animación o en la industria del software y finanzas. En México, nos falta abrir campos de trabajo", dice. "Esta Cuarta Transformación tiene que incluir a los científicos. Tengo alumnos extraordinarios. Chavos muy capaces, muy brillantes".

Clapp deja en claro que su materia de estudio no es fría ni calculadora. "Las matemáticas son algo profundamente humano, profundamente nuestro. Se parecen mucho a la poesía. Es el lenguaje con el que nos comunicamos con la naturaleza".

 

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