Matemáticas en la literatura alemana: Paradojas del infinito

En su ensayo “El hombre matemático” (1913, “Der mathematische Mensch”), el novelista austriaco Robert Musil (1880–1942) distingue dos maneras de ver las matemáticas. La común las considera como una colección indispensable de métodos técnicos, esenciales para los asuntos cotidianos de los seres humanos en el mundo moderno y, en última instancia, como la base de la existencia de toda nuestra civilización. Sin embargo, los verdaderos matemáticos son completamente indiferentes al uso instrumental de las matemáticas elementales. Para ellos, las matemáticas, en su forma más avanzada y especializada, son más bien una pasión especial y esotérica. Sin embargo, para ellos, al igual que para Musil, las matemáticas teóricas, por muy recónditas que sean, tratan sobre “los asuntos serios de nuestras vidas” y constituyen “una de las aventuras más divertidas e intensas de la existencia humana”.

Dada la prominencia de las matemáticas en la historia intelectual alemana moderna, no es sorprendente que la tradición literaria alemana moderna contenga obras que aborden las matemáticas y a los matemáticos o que utilicen técnicas matemáticas en su construcción. En este ensayo, nos concentraremos en uno de los aspectos más significativos y representativos de las matemáticas en la literatura alemana, centrado en la dualidad de la naturaleza de las matemáticas modernas descrita anteriormente, y especialmente en las dificultades lógicas que surgen a través del uso del concepto de lo infinito (un escritor romántico describe fantasiosamente la introducción de este concepto en las matemáticas como un préstamo de fuera de la disciplina, presumiblemente de la teología, “Una ciencia crece a través de la ingestión – a través de la asimilación de otras ciencias, etc. Así, las matemáticas, por ejemplo, a través del concepto ingerido de lo infinito”.

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